1.1.11

Manifiesto al Pueblo


Manifiesto al pueblo por el Ingeniero Salvador Alcaraz Romero.

Compatriotas:

Cumpliendo con un deber de todo mexicano honrado de protestar enérgicamente contra los incalificables atropellos cometidos en Febrero por el gran criminal Victoriano Huerta y su facción de traidores, secundé el movimiento armado que iniciaron en esta población los Jefes Gertudis G. Sánchez y José Rentería Luvino, y en el mes de Junio, partí para la frontera de la República en representación de dichos Jefes a conferenciar con el Jefe Supremo de la Revolución D. Venustiano Carranza y á desentrañar personalmente los fines que persiguen los revolucionarios de aquella parte del país pues la prensa se empeña en hacernos creer que luchan por segregar un girón de nuestro territorio nacional para erguir una nueva República, tutoreada por los Estados Unidos.

Durante tres meses que recorrí los Estados de la frontera, me desengañé de que son enteramente falsas las noticias de la prensa mercenaria, y tuve además la oportunidad de conocer gran parte de las infamias, de las traiciones y del inicuo proceder de lo que se ha llamado “Partido Científico”, en el cual están comprendidos todos los políticos y politicastros corrompidos de la dictadura porfirista; todos los agiotistas qué, a la sombra de esa dictadora formaron sus haciendas o sus capitales amasados con el sudor y las lagrimas de los necesitados; todos los periodistas qué, por consigna y por lucro, sean ocupado siempre de engañarnos; todos los favoritos que han exprimido las ubres del presupuesto, controlando las negociaciones productivas del país; todos los empleados públicos que se han valido del poder para vengar agravios personales y para explotar la falta de instrucción del pueblo; todos los caciques que han aprovechado su influencia con los mandatarios para extorsionar a los débiles; forman el “Partido Científico” en fin, todos los que desean arrebatar al pueblo mexicano sus derechos, pisoteando su constitución, conquistando a costa de mucha sangre de patriotas.

La historia de este feroz Partido, en la cual cada página es un crimen, cada etapa una infamia y acerca de la cual nada habíamos podido comprobar los revolucionaros del Sur, voy a sintetizarla; ya que Huerta en su eterna borrachera y en su empeña de atraerse colaboradores en su obra destructora, ha vomitado la trama de su negra traición ante persona que, lejos de dejarse seducir por el brillo del futuro dinero del Erario (1), han ido a engrosar las filas del Ejército Constitucionalista.

En vista del rápido y aplastante desarrollo que tomó el movimiento armado de 1910 el “Partido Científico” comprendió que no podía vencer, en el terreno de las armas, al pueblo que luchaba por su libertad y se fingió vencido, reservándose para obtener el triunfo en el terreno de la intriga, a cuyo fin hizo los tratados de Ciudad Juárez, por los cuales terminó dicho movimiento. El entonces Jefe de la Revolución y hoy mártir, Don Francisco I. Madero, había prometido resolver el problema agrario tan pronto como la paz estuviera establecida, y como la resolución de este problema implica grandes trastornos en las inicuas expoliaciones (2) que la jauría científica comete contra el pueblo, lo primero que tenía que hacer era evitar a toda costa que la paz se consolidara. Para tal objeto se valió de Emiliano Zapata en tenaz guerrillero que en 1910 había enarbolado la bandera de la libertad en el Estado de Morelos. Pero a Zapata no podían atraerlo por medio del soborno y recurrieron al engaño, haciéndole creer que Madero no cumplía ni cumpliría sus promesas de redención e insinuándolo a que continuara en la lucha emprendida.

Fácil hubiera sido al gobierno, que ya contaba con un ejército competente, hacer frente al problema, que en Morelos se le presentaba y resolverlo por medio de las armas o de la diplomacia, pero los eternos enemigos del pueblo estaban ahí entre los encargados de combatirlo y mientras estos enemigos hacían fracasar intencionalmente las negociaciones de paz que se emprendían, los Jefes militares daban noticia por medio de sus agentes, que se fingían partidarios de Zapata, de los movimientos de las tropas que ellos querían aniquilar y que eran las fuerzas irregulares, formada por los hombres que habían derrumbado la dictadura en 1911. De esta manera se verificaron las hecatombes (3) de Ticumán y La Cima, preparadas hábilmente por el que hoy se titula Presidente de la Republica y que la prensa de aquella época, tan venal y tan cínica como la actual, exagero hasta donde convenía los intereses del nefando “Partido Científico”.

Para el desarrollo del plan general de estos traidores, era necesario que la anarquía se propagara por todos los ámbitos del país, con el marcado propósito de predisponer la opinión pública en contra del Señor Madero, que había escalado la Presidencia por el voto popular; y así como habían engañado a Zapata, engañaron en Guerrero a Salgado, Guerrillero de buena intención en 1910, pero nada avezado (4) en los intricados laberintos de la política sucia de los buitres de levita. Huerta de acuerdo con los “Científicos”, con la prensa y con los Jefes más ambiciosos y degenerados del Ejército Federal, habían acordado dejar propagar todos los disturbios y fomentarlos por todos los medios secretos que estuvieran a su alcance; habían acordado que los cuerpos irregulares y los pueblos más adictos al Gobierno del Señor Madero, fueran la carne del cañón. Por eso Huerta en el Estado de Morelos sólo se ocupo de destruir poblados, exasperando a los habitantes y obligándolos a sublevarse contra el Gobierno, por eso, cuando siendo Madero candidato a la Presidencia, se ofreció a arregla de una manera pacífica el problema de Morelos, y se transporto a Cuautla a conferenciar con Zapata, Huerta no dejo de hostilizar las fuerzas de este guerrillero para hacerlo desconfiar de la sinceridad del gran demócrata. Blanquet vino a Guerrero con una columna que hubiera sido suficiente para sofocar la rebelión que comenzaba, si no hubiera estado en acuerdo de no combatirla y a Salgado solo se le oponían las fuerzas irregulares, que en el proyecto de Huerta debían desaparecer. Estuvo abandonada toda la región del Balsas desde Iguala hasta Huetamo, dando lugar a que Salgado se organizara invadiera el Estado de Michoacán, sin oponerle más obstáculo que una pequeña guarnición de regulares en Arcelia y otra en Huetamo; y cuando de esta población se pidió auxilio repetidas veces, el Jefe de las armas en Morelia, D. Arnoldo Casso López, mando ochenta hombres al mando de D. Carlos Allen Vallejo, yerno del ex gobernador Aristeo Mercado. Cuando supo Vallejo que el ataque de los “salgadistas” a Huetamo era un hecho, salió con su gente a la media noche con rumbo a Tacámbaro, dejando abandonadas las trincheras que se le habían encomendado y sin dar aviso al entonces Comandante y Jefe de la plaza José Rentería Luviano. La guarnición fiel y el pueblo, calificaron entonces solo de cobardía esta descarada traición pero el tiempo se ha encargado de esclarecer la verdad. No obstante haberse dado parte inmediato de esta acción a quien correspondía no fue castigada ni mucho menos criticada por la prensa.

El pueblo todo, que ha sufrido y está sufriendo las consecuencias de una traición efectuada a costa de mucha sangre, tiene pruebas concretas de los actos criminales del que ha tenido la audacia de titularse Presidente de México, y dejaré para mejores tiempo la exposición detallada de ellas.

Todos pronunciamientos, todas las intrigas y el inmenso griterío de la prensa asalariada, no eran bastante a destruir la buena impresión que había causado en los pueblos el profundo cambio operado en la administración de justicia. Michoacán así como la mayoría de los Estados de la Republica sentía ya ese bienestar causado por la destitución de los Prefectos Bandidos y por la libertad que se le había dado al pueblo para la emisión del voto en la elección de sus mandatarios. Todo esto era un gran inconveniente para los fines del “Partido Científico” pues la rebelión que fomentaban en el Sur, se estrellaba contra la opinión pública, que no encontraba justificados esos levantamientos y entonces recurrieron al soborno en el Norte, comprando a Pascual Orozco, guerrillero de inmensa popularidad, sobre todo en el Estado de Chihuahua. Orozco, que con un poco de dignidad hubiera llegado a ser un gran hombre, con un poco dinero llegó a ser un gran cómico, pues colaboro con Huerta para hacer la farsa más burda y más descarada de esa época. Por toda la Republica corrió de boca en boca el nombre de Bachimba, que llevó a Huerta al pináculo de la notoriedad como estratégico y que al conocerse la verdad lo ha llevado al pináculo del desprecio. En Bachimba según informan testigos presenciales, el famoso combate de Huerta contra Orozco, no tuvo, ni con mucho, las proporciones que quisieron darle los periódicos y los Jefes Federales, que solo saben rendir partes falsos y pedir ascensos. La “Batalla” de Bachimba no merece siquiera el nombre de combate, fue solo un tiroteo sostenido, durante algunas horas por las chusmas de Orozco para dar lugar a que Huerta dirigiera su artillería durante más de un día contra el pueblo indefenso. La famosa “batalla” de Bachimba, como la “Decena Trágica” en México solo pueden calificarse como asesinatos de Huerta contra el pueblo y el Presidente Madero. En Bachimba, como en México, las calles se cubrieron de cadáveres y de escombros, y lo que antes, llamábamos “glorioso Ejército Federal”, se cubrió de lodo. Pascual Orozco, después de eso sainete (5) que para el pueblo de Bachimba fue una tragedia, se retiro a Estados Unidos ha disfrutar el precio de la sangre que derramo Huerta.

La revolución orozquista no prosperaba más bien por desconfianza de Orozco respecto á sus cómplices puesto que habían acordado dejarlo entrar á la plaza de Torreón, que no llegó á ocupar temiendo ser traicionado, y entonces el Ejercito, á quien ya estorbaba la máscara de fidelidad que con tanta impaciencia había conservado, se presento ante la conciencia nacional en toda su desnudes, dando el primer cuartelazo en Veracruz. Este cuartelazo encabezado por Felix Díaz conmovió a la República entera, no tanto por su significación militar, puesto que Feliz Díaz no tenía más prestigio ni más merito que ser soborno de su tío, sino por la amenaza que entrañaba de que el Ejército, que hasta entonces había parecido una institución digna, se convirtiera en uno de sus principales peligros para el bienestar nacional. La expectación fue inmensa y no calmo del todo cuando se supo la prisión de Felix Díaz, prisión que causo gran asombro en el “Partido Científico”, pues estaba acordado que Joaquín Beltrán Jefe de la columna que iba a combatirlo, secundaría el cuartelazo y entre ambos destruiría el elemento fiel que pudiera oponerse. La impericia de ambos Jefes, impidió que ese cuartelazo fuera coronado por el éxito. Desde entonces Felix Díaz, cuyo apellido intentaba tomarse como símbolo solo sirvió de comparsa.

Mientras se verificaban estos acontecimientos, la prensa abrió una terrible campaña predisponiendo la opinión en contra del señor Madero. Los crímenes de Huerta, preparando las matanzas de Ticumán y La Cima eran según ella, crímenes de Madero. La rebelión orozquista era delito de Madero por no haber dado a Orozco algunos miles de pesos que él pedía porque… los necesitaba. A Madero se culpaba de qué Zapata conservara su actitud, por haber intentado convencerlo de la inoportunidad de sus pretensiones. A D. Alberto García Granados Ministro de Gobernación en el Gabinete de D. Francisco León de la Barra lo llenaba de elogios por haberse opuesto a que el Gobierno entrara en negociaciones de paz con Zapata, diciendo que el Gobierno no debía entrar en tratados de paz con los bandidos; eso no fue obstáculo para que después ocupando el mismo puesto de Ministro de Gobernación en el Gabinete de Huerta, el mismo D. Alberto García Granados, esa misma prensa lo llenaba de elogios por haber entrado en tratados de paz con el mismo Zapata. Madero era culpable de las varias rebeliones preparadas por los “Científicos” por no reprimirlas con mano dura y cuando Felix Díaz fue hecho prisionero en Veracruz, a Madero se atribuyó el “gran crimen” de admitir que la mano de la ley cayera implacablemente sobre su cabeza. Toda esta “inmensidad de crímenes” eran comentados, reproducidos hasta la saciedad, por la asquerosa prensa metropolitana, con la negra intención de predisponer la opinión pública en favor de un verdadero crimen que, para castigarlo, había de seguir cubriendo de sangre nuestro pueblo en guerra fratricida (6).

¡En cuánta ponzoña y mala fe han atascado la pluma los vampiros encargados de dirigir la opinión de nuestro pueblo! ¡Cuánta gangrenada podredumbre cubren los perfumados fracs de los pulpos del pueblo que han rodeado á nuestros Gobernantes! ¡Cuánta responsabilidad histórica pesa sobre esa turba de degenerados que por llenar de oro sus bolsillos para satisfacer sus vicios, han lamido arrodillados la baba nauseabunda de los déspotas tiranos!

Paso por alto la relación de los sucesos verificados durante la Decena Trágica; de esa página sombríamente aterradora en que la republica entera se horrorizó de haber alimentado en su seno ese asqueroso nido de reptiles. Todos los odios, todos los rencores, todas las venganzas que el “Partido Científico” preparo en las sombras contra el pueblo durante dos años, estallaron en México, llenando de luto y deshonor á nuestra Patria. Allí Huerta se quito la máscara y desafió al pueblo, y el pueblo recogió el guante. A los rugidos del monstruo respondió serena la voz de la justicia y las llanuras del Norte y las montañas del Sur, se llenaron de combatientes y comenzó la actual Revolución, que no es sino la continuación de la de 1910, durante la cual, Huerta y sus secuaces, han recorrido todo el diapasón de la infamia.

Y no es esto solo, Señores. Considerando Huerta que, dado el patriotismo de los mexicanos, una intervención extranjera sería capaz de agrupar a su derrededor a todos sus hombres patriotas y sabiendo que los verdaderamente patriotas, están del lado de la justicia, esto es en las filas revolucionarias, empezó a suscitar las iras del Coloso del Norte. La prensa toda recibió la consigna de llenar de improperios al Gobierno de Estados Unidos por el hecho de ser una de las pocas naciones que, examinando con serenidad el “caso México” no ha querido reconocer un gobierno traidor y asesino que tiene por base un montón de cadáveres y un lago de sangre inocente. Los esfuerzos de Huerta para provocar esa intervención han sido inauditos: este objeto han tenido las manifestaciones antiamericanas en la capital, la amenaza que hizo la guarnición huertista de Ciudad Juárez de bombardear la ciudad norteamericana de El Paso Tex. Sí los revolucionarios llegaran apoderarse de aquella plaza y las grotescas contestaciones que dio Fedérico Gamboa a las notas diplomáticas de Mr. Willson, aplaudidas por los incautos y por los mal intencionados.

Oíd bien esto, patriotas del Sur para que conozcáis la deformidad del monstruo que está en el poder ¡qué le importa envolver a México en una guerra extranjera, si esto ha de prolongar su estancia en Chapultepec! ¡Qué le importo empujarnos a esta sangrienta lucha que tantos trastornos y miserias está causando! Todos los que fuisteis patriotas en 1910 y que ahora por engaño, os habéis puesto del lado de la traición; todos los que no estéis degenerados ¡reflexionad!

Yo he venido a deciros la verdad. He atravesado la zona enemiga, poniendo en peligro, mi vida, para deciros en alta voz que está sangrienta lucha de un pueblo ultrajado contra un Ejército envilecido triunfará, porque es necesario que triunfe; porque los hechos están demostrando en el Norte que la Suprema Justicia enjugará ese gran torrente de lagrimas derramadas por tantos huérfanos y por tantas viudas; porque la gran Revolución mexicana viene triunfante y arrolladora en el Norte y no será capaz de atajarla Huerta con toda la jauría de “Científicos” ni con todos sus engalanados sicarios ni con todos los engaños de la prensa amordazada; porque la historia de todos los pueblos nos enseña que á los grandes crímenes de los tiranos, responden siempre las grandes reivindicaciones sociales, para castigar los crímenes del feudalismo fue necesario la Revolución Francesa; para aplastar las desenfrenadas ambiciones de nuestros antiguos conservadores fue necesaria una Guerra de tres años; para castigar los crímenes y las tracciones del Cientificismo, acaudillado por Victoriano Huerta, ha sido necesaria esta “Revolución Constitucionalista”, cuyo triunfo nuestro será el único baluarte (7) de nuestra dignidad nacional y la prosperidad del pueblo mexicano.

Compatriotas: recordemos las glorias de nuestros antepasados; Hidalgo, Morelos, Guerrero, Bravo, Juárez y otros muchos héroes que fueron también titulados de bandoleros, de come-vacas, de revoltosos y cuyos nombres conserva y conservara con orgullo la Historia, sellaron con sangre nuestra libertad; ellos también lucharon acompañados de un Ejército desarrapado y hambriento, en cuyas frentes brillaban siempre en la fe y la justicia, para enseñarnos a protestar contra la diabólica ambición de los déspotas. Levantemos la cabeza los dignos mexicanos; despertemos nuestros dormidos sentimientos de civismo para dar redención y buen ejemplo a nuestros hijos; cumplamos con hechos y no solo con meras intenciones un deber sagrado que la Patria nos exige.

Sufragio Efectivo, No Reelección. Huetamo, Diciembre 10, 1913.

(1) Hacienda. (2) Estafas, fraudes. (3) Mortandades, destrozos, matanzas. (4) Ducho, experimentado experto. (5) Pieza dramática jocosa en un acto, de carácter popular, que se representaba como intermedio de una función o al final (6) Homicida, criminal. (7) Amparo y defensa.

Feliz 2011

Un idioma nuevo basado en miradas, suspiros y deseos. Un idioma donde el vaho dice más que los dialectos. Donde pensar ya no es necesario e imaginar es un medio para llegar a ningún fin. Como el amancebamiento entre dos amantes, como la germanía entre dos compañeros, como la jerigonza entre dos ebrios; las palabras sobran cuando de amistad sehabla.


Últimamente las palabras no me han sido lo competentemente útiles para expresarme como me gustaría, así que tratare de ser breve y espero me explique cómo espero.


Contiguo con la llegada de este año llegamos también a los siete mil millones de habitantes, siete mil millones de personas compartiendo el mismo suelo, viviendo al mismo tiempo; en consecuencia estamos rodeados de personas que esperan encontrar alguien que cambie sus vidas. Ustedes de alguna forma lo han hecho en mí y se los agradezco, son personas maravillosas, únicas; no priven a alguien de conocerlos. De la misma forma espero también haber creado algo en ustedes, por más mínimo que sea, me gusta pensar que cambie algo de sus vidas. En verdad los estimo.


Es difícil desearles algo para este año. No sé lo que estén esperando, menos aun, lo que nos dispone el 2011. De desearles solamente lo mejor, se perderían de dos o tres fracasos que nos ayudan a recordar nuestra humildad; de desearles solamente felicidad podríamos perdernos en la vanidad; de esta forma no me queda más que desearles que tomen todo de la mejor manera, que disfruten cada momento y que hagan de lo cotidiano algo extraordinario y de lo común algo inimaginable. Por otro lado, se que no deseamos enfermedad alguna o muerte por lo que pediré siempre por lo mejor para ustedes y su familia.


Espero de la misma forma que luchen por sus deseos. Cito un poco a Sarte cuando menciona que el hombre es libre de lo que renuncia pero esclavo de lo que desea, al final terminamos siendo esclavos de nosotros mismos y de nuestros sueños, que esto guíe nuestros pasos y acciones, no teman al tomar una decisión, no hay mal que por bien no venga, ni bien que venga donde mal no haya.


Al final del año pudimos haber cambiado de coche, de apariencia, de trabajo incluso de casa, de pareja y de ciudad; pero nunca de amigos, pueden ser más, pero nunca menos.


Año 2011